En realidad no quería que acabara porque en cada capítulo conocías una historia distinta de cada uno de los personajes del pueblo y conforme avanza la historia empezabas a coger más cariño al pueblo y a todos sus habitantes.
Sobre todo me ha hecho reflexionar las palabras de Don José, el cura, que era un gran santo. En especial uno de sus últimos sermones que aparecen en el libro, en el que indica que todos tenemos un camino fijado por Dios, pero que este se puede ver alterado por nuestros intereses.
En ocasiones me he llegado a identificar con el protagonista Daniel, el Mochuelo, cuando tenía su misma edad. Me he identificado con esa diversión que tenía siempre de jugar libremente con tus amigos sin ninguna preocupación y sobre todo su pensamiento de que los adultos te condicionan tu vida sin preguntarte.
La historia es narrada por un narrador omnisciente, pero lo que más me llama la atención de la forma en que cuenta la historia es como repite continuamente el nombre del personaje y el apodo que tiene en el pueblo. Por ejemplo: Daniel, el Mochuelo, Roque, el Moñigo, Germán, el Tiñoso, Quino, el Manco, etc. Este hecho me ha hecho recordar mucho mejor a los personajes.
Recomienda el libro o no
Sí lo recomendaría, sobre todo a aquellas personas sensibles que ven belleza en una simple montaña y para aquellas personas que sean nostálgicas. Además, es un libro muy recomendado para aquellos que conozcan la vida cotidiana de un pueblo.
El final
El final ha podido llegar a ser lo que menos me ha gustado de toda la novela, debido a que Daniel llegó a pasar de estar contento con todos sus amigos en su pueblo a abandonarlo y dejar toda su infancia y recuerdos. Además deja un final abierto porque no sabes lo que ocurrirá cuando se marche a la ciudad.
¿Leería un libro del mismo autor?
No me importaría, es un gran escritor español. Me ha gustado mucho su lenguaje llano y directo capaz de involucrarme en la lectura y compartir los sentimientos del personaje.
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